Revolución socialista o
caricatura de revolución
Dr. Ernesto Guevara De La Serna

n los últimos años, América Latina, ha sido testigo del surgimiento de una nueva corriente progresista, la que plantea a través de la institucionalización de asambleas constituyentes, cambiar de manos el poder político de los que por muchos años gobernaron nuestros países, y dejarlo para los nuevos lideres reformistas que sin éxito tratan de transformar una sociedad que lo que exige realmente son cambios estructurales.
Esta nueva corriente que pronto se propaga por América Latina, plantea un discurso de principios socialistas, a pesar de ello, en la práctica, no han podido cambiar las estructuras económicas, políticas, sociales y culturales, que son los principios fundamentales del socialismo.
Por tanto, se ha demostrado una práctica totalmente asistencialista, en donde las medidas más comunes consisten en pequeñas reformas encaminadas a cubrir algunas necesidades de los sectores más pobres de la población, ganándose de esta manera su simpatía y por tanto logrando que el pueblo se sienta conforme con el sistema capitalista, asumiendo la dinámica de trabajo de las ONGs y de los distintos movimientos sociales alineados ya sea por práctica o por omisión al sistema imperante.
Es preciso entender también que esta nueva tendencia es mantenida con la ayuda de sectores de la izquierda electoral los partidos comunistas, socialistas, troskistas, y todos los terminados en istas, en el caso del Ecuador el MPD, Partido Socialista, Pachacutik, la Izquierda Democrática y La RED, son solo algunos de los sectores de la izquierda tradicional cuyo papel a sido protagónico al momento de defender sus intereses viscerales. Grupos que en regímenes anteriores han hecho poco o nada para cambiar la situación de desigualdad e injusticia en la que vivimos los pueblos latinoamericanos.
Los postulados teóricos y la práctica revolucionaria en otros países, han demostrado que la lucha de clases es la única vía por la cual se puede llegar a verdaderas transformaciones estructurales. La falta de interés por lograr dichas transformaciones se evidencia en la implementación de medidas como campañas de alfabetización, asistencia médica y la nacionalización de pequeñas empresas, que al contrario de alimentar este proceso de lucha de clases busca la conciliación de las mismas, es importante recordar que aunque estás estrategias que de alguna forma cubren algunas de las necesidades básicas de los sectores pobres, están muy lejos de terminar con las condiciones de injusticia y desigualdad social en que vivimos la mayoría de latinoamericanos.
Aún más se evidencia la poca intención de este nuevo “Socialismo”, por dar paso a verdaderas transformaciones.
Tan poco visibles serán los cambios “logrados”, que si damos una mirada general de Latinoamérica, vemos que la influencia de la cultura capitalista sigue en aumento, que los ricos en todos los países siguen gozando de su poder económico e impunidad total, que los militares son los que deciden en ultimas quien se queda en el poder, pues la fuerza militar les permite aplacar a quien se le oponga, aun vemos que los pobres cada vez somos mas en número y en pobreza, que los intereses de las transnacionales siguen intactos, que la contaminación esta acabando con el ecosistema, que las tierras productivas cada vez son menos, que la delincuencia producto de la pobreza y la falta de oportunidades cada vez es más general, que cada vez hay mas madres solteras y niños/as trabajando en las calles, en las minas, en los burdeles, que la injusticia y la desigualdad social siguen ahí, pudriendo la sociedad. Es decir, nada ha cambiado en el fondo, nada ha cambiado en las realidades que vivimos día a día los latinoamericanos.
Finalmente solo nos queda concluir que no basta con vociferar que estamos contra el imperialismo, no bastan las marchas, los plantones, los congresos y foros, protestar es bueno, es necesario, pero tan o más necesario es, que cada grito, cada pancarta, cada bandera quemada, vaya acompañado de acciones reales y concretas que nos acerquen un poco más al verdadero anhelo revolucionario, aquel que busca trasformar la sociedad desde sus bases, para convertirla en una en la que cada ser humano pueda gozar de una vida digna, justa y en armonía con los demás y con la naturaleza.
Ahora es el momento de decidir, si nos conformamos con un capitalismo humanizado, o luchamos por el socialismo, si queremos seguir siendo los que producimos la riqueza mientras otros se la gastan o queremos que esa riqueza se quede con los que la producen, si queremos que sigan decidiendo por nosotros o nosotros tomamos las decisiones, si queremos ser uno más de los revolucionario, de los socialistas Light, que buscan “cambiar la sociedad” desde el escritorio, desde los bares con un café y un cigarro en las manos, de esos que no se han ensuciado las manos, ni las botas del barro necesario para edificar el futuro, o vamos a ser verdaderos revolucionarios, de esos que ponen el cuerpo y las ideas, de esos para quienes no hay sacrificios suficientes, de los que en cada acción entregan hasta sus vidas para construir esta nueva sociedad con la que muchos soñamos, pero que pocos nos atrevemos a luchar por alcanzarla.
Organizarse es comenzar a vencer.